En nuestro entorno, existen personas excepcionales que nos inspiran y nos dan lecciones de vida todos los días. Tal es el caso de Xwa´n (Juana en Kaqchikel), una mujer de 61 años quien vive en las afueras de la ciudad capital y quien durante 22 años ha trabajado en un hospital preparando dietas especiales para pacientes con cáncer.

Para tener el país que todas y todos queremos, el que es digno de heredar a nuestras hijas, hijos, nietas y nietos, requiere del despertar del liderazgo que cada uno de nosotros posee. Ejercer nuestro liderazgo personal genera un cambio de actitud colectiva y cede el paso a la confianza entre nosotros, para dejar a un lado nuestros desacuerdos.

Compatriotas guatemaltecos, es importante que todos comprendamos con empatía lo que significa para una hermana o hermano tener que dejarlo todo, desplazarse internamente en el país o hacia el extranjero, porque su vida corre un riesgo inminente, porque quiere sacar a su familia adelante o porque lo mueve el deseo de tener un mejor futuro.

¡Guatemala es un sueño! Es un sueño posible, un sueño compartido que se construye con las metas y el trabajo honrado de cada uno de nosotros.

Todos podemos hacer cosas extraordinarias si soñamos en grande y somos persistentes.

Evitemos que pasen otros 200 años para alcanzar nuestra independencia.

Nuestra identidad, es la auténtica fuerza que nos ayuda a alcanzar la plenitud.

Yo nací cuando la celebración de un nacimiento estaba en pausa por temor al coronavirus.

Hagamos de este fin de año una convivencia espiritual y de profundo humanismo.

Cualquier acuerdo debe buscar el desarrollo humano integral y la recuperación de la democracia.

En estos momentos difíciles, nuestra empatía y solidaridad es vital para los más vulnerables y afectados.

Un verdadero sistema democrático debe facilitar a cualquier guatemalteco ejercer su voto.