Prensa Libre

Necesitamos renovar la visión empresarial y disrumpir el orden establecido.

Pequeños empresarios y emprendedores, hoy más que nunca, ¡podemos ser catalizadores del cambio e impulsar el progreso equitativo! La tecnología puede ser nuestro mejor aliado. Los vientos del cambio están a nuestro favor. Según la Cámara de Comercio de Guatemala, hasta julio de 2020 las ventas electrónicas internacionales crecieron 61%, y en tiendas locales aumentaron 118%.

Los guatemaltecos vivimos en carne propia la falta de un progreso equitativo. Ese progreso que cuando llega a todos cada uno tiene una vida digna —y puede dársela también a su familia—. Y una vida digna se logra a través de un trabajo justo o de un emprendimiento en igualdad de competencia.

Frente a esta economía injusta, ¿qué podemos hacer? Mi respuesta personal es: innovar. Ir contracorriente.

Claramente, en Guatemala los negocios en los sectores tradicionales están cooptados por grupos de empresas que se alimentan de privilegios para aplastar cualquier competencia. Frente a esta economía injusta, ¿qué podemos hacer? Mi respuesta personal es: innovar. Ir contracorriente.

Hoy entendemos la necesidad de renovar la visión empresarial y disrumpir el statu quo—es el único camino pacífico hacia el progreso equitativo. De lo contrario, la gran mayoría solo seremos espectadores del “milagro” económico que los índices del mercado guatemalteco reportan—de esas noticias tan positivas—para pocos—aun durante la pandemia.

Para los que somos parte de la gran mayoría, el “derrame” de tan positivas noticias no nos llega—mucho menos a los más necesitados—después de décadas de economía estable y crecimiento del PIB, la pobreza aún afecta a la mitad de la población y cada día, nuestras niñas y niños mueren por desnutrición.

Hoy, libros como “Disidencia y Disciplina, cómo las élites tradicionales sofocan el disenso y qué sigue ahora”, publicado por la antropóloga Alejandra Colom, nos brindan una lectura actual sobre cómo las élites económicas, en su miedo de perder su poder, sus privilegios y estilo de vida inciden en el curso de la política social y económica para su beneficio.

Y es aquí donde quiero hacer énfasis sobre cómo los emprendimientos innovadores son los más asertivos para vencer esos desafíos. Hablo de los pequeños negocios existentes que pueden innovar con mayor facilidad o de nuevos negocios que no depende de influencias, “cuellos”, privilegios, sino que florecen de la creatividad, de las experiencias de usuario, de la tecnología, y que inmersos en el entorno global—conservan su esencia local.

Frente a la resistencia de los grupos tradicionales los emprendedores tenemos la oportunidad de incursionar en nuevos espacios que las empresas grandes no le están poniendo atención porque están demasiado ocupadas en ver cómo mantener el orden establecido.

Necesitamos renovar la visión empresarial y disrumpir el orden establecido.

Con tantas necesidades en nuestro país se abren muchas oportunidades. La clave está en crear modelos de negocios que resuelvan esas necesidades, basados en el paradigma de brindar experiencias holísticas a los usuarios—no generar conflicto social. Modelos que respeten la Madre Tierra y los derechos humanos, que se enfocan en la persona y no solo en generar ganancias. Estos son los negocios con mayor potencial, porque las personas—especialmente de nuestro mayor mercado los valoran. Un estudio realizado en abril (2020) por una subdivisión de WPP, la empresa de publicidad más grande a nivel mundial, y de la que ahora XumaK y yo somos parte, “el 70% de los consumidores en EE. UU. está dispuesto a pagar más por los productos y servicios si estos son amigables con el medio ambiente o respetuosos de los derechos humanos”.

Recordemos que los países del primer mundo—les deben su progreso a las pequeñas empresas. En Guatemala, las pymes son las que sostienen la economía. Las grandes empresas, cegadas en su visión tradicional, van camino a autodestruirse.