Los guatemaltecos y latinos que pueden votar en EE.UU. deben ser la voz de aquellos que no la tienen.
Esta semana se abrió el «early vote» en Florida y acudí a depositar mi voto con total tranquilidad, libertad y convicción de que la decisión apunta a una solidaridad con la comunidad migrante guatemalteca en EE.UU. y también con Guatemala. El resultado de las urnas cuya fecha clave es el próximo 5 de noviembre es relevante y tendrá repercusiones dentro y fuera de la Unión Americana.
Los Estados Unidos sigue siendo la mayor potencia económica mundial, es el principal receptor de exportaciones, pero también de migrantes guatemaltecos que han salido a buscar el sustento familiar, muchos de los cuales están indocumentados y no pueden participar. Aun así, los migrantes aportan su trabajo, consumo e impuestos a la economía estadounidense, a la vez que ayudan a sus familias a través de remesas. Hace poco se presentó un estudio, según el cual, solo en el año 2022 los migrantes indocumentados aportaron a EE.UU., US$96 mil 700 millones en impuestos. Podría ser mayor si pudieran regularizar su situación migratoria.
La comunidad latina es la minoría más grande de los Estados Unidos y su decisión electoral es relevante para los candidatos que actualmente están en contienda por la presidencia, pero también por asientos en el Congreso y el Senado, gobernaturas y también ciudades que eligen alcaldes y concejos municipales.
Los resultados electorales en EE.UU. tienen un impacto directo en la comunidad migrante y por su puesto en Guatemala.
Las proporciones de votantes latinos varían en cada estado. En algunos, representan hasta una cuarta parte del electorado, mientras que en otros apenas alcanzan el 5%. Creo firmemente que los migrantes, de cualquier generación, que somos ciudadanos estadounidenses, tenemos una gran responsabilidad: ejercer nuestro derecho al voto. Debemos votar en nombre de quienes no tienen voz, pero necesitan un mejor camino para seguir trabajando y aportando.
El voto de los ciudadanos latinos tiene un peso especial en temas de interés como regulaciones migratorias, atención médica, acceso a educación y derechos laborales. A nivel federal se ha dificultado una reforma migratoria integral, y requiere de una voz unida para generar un peso que pueda destrabarlas.
Los guatemaltecos en EE.UU. somos actualmente 3.2 millones y este año marcaremos un récord en remesas familiares enviadas a Guatemala. Es un efecto económico, pero la causa es una responsabilidad, compromiso y amor hacia nuestros seres amados. Sin embargo, las oportunidades para que muchos guatemaltecos aquí en EE.UU. sigan adelante dependen de este proceso electoral y de las decisiones de las autoridades estadounidenses en el siguiente período.
También hay grupos como los jóvenes DREAMERS, amparados por el programa DACA, cuya superación y estadía en EE.UU. depende de decisiones de autoridades electas. El actual candidato que basa su campaña electoral en retóricas antiinmigrantes, ya ha tratado de quitarles este derecho, pero las decisiones expresadas en las urnas, así como el trabajo activo de líderes migrantes lo ha podido evitar.
A pesar de ser ya una quinta parte de la población de EE.UU. los latinos no tienen suficiente representación en entidades estatales. La participación electoral también tiene esa capacidad: de ir mejorando esa presencia, con conocimiento de causa de las necesidades de las comunidades.
La economía guatemalteca depende en gran medida de las remesas. Aunque no es una fuente sostenible de ingresos a largo plazo, en este momento es crucial que los migrantes mantengan la esperanza de regularizar su situación migratoria o, al menos, de obtener un Estatus de Protección Temporal (TPS). Esto les permitiría trabajar en mejores condiciones, acceder a servicios y contribuir más al fisco, así como a la vida social, cultural y política de los Estados Unidos, que sigue siendo un país de oportunidades y de migrantes.