Para dar voz a la comunidad migrante, se debe garantizar su derecho al voto.
En una reciente entrevista con el noticiero ABC News el presidente Alejandro Giammattei aseguró que, para detener la migración hacia Estados Unidos “se debe llevar trabajo y desarrollo a las comunidades migrantes (para) que los aliente a quedarse en casa (no irse)”. Coincido totalmente, es una visión compartida. Lo que difiere son los caminos para llegar a esa meta—pero juntos, migrantes incluidos—podemos trazar la ruta más certera para hacer realidad esa visión.
Desde siempre, la migración interna y externa en Guatemala ha sido empujada por la pobreza, la inseguridad y criminalidad; la falta de empleo y de herramientas para un desarrollo equitativo. El éxodo forzado se ha vuelto un rayo de esperanza ante la imposibilidad de una gran porción de guatemaltecos de lograr una vida digna en sus comunidades. De ahí que nuestros mejores aliados para lograr una sociedad equitativa son justamente los 2.7 millones de guatemaltecos radicados en EE. UU.
El éxodo forzado se ha vuelto un rayo de esperanza ante la imposibilidad de una gran porción de guatemaltecos de lograr una vida digna en sus comunidades.
Los migrantes sostienen económicamente a 6.2 millones de personas, es decir, 6 de cada 10 hogares, principalmente rurales, dependen de las remesas. El mes pasado (marzo 2021), Guatemala recibió US$1,285.6 millones (Q9,900 millones) en remesas, que equivalen al 14% del Producto Interno Bruto (PIB), por encima del valor de las exportaciones.
Insisto, involucrar a la comunidad migrante en las decisiones de país para llevar el desarrollo a estas comunidades, es vital. Los migrantes hemos vivido el riesgo y peligro que conlleva migrar. No queremos que otros pasen por esas penurias. Apostamos por el sueño guatemalteco—queremos volver con nuestras familias, a nuestras comunidades. Pero para eso, necesitamos tener voz y voto, poder elegir a quienes nos representan y gobiernan. No somos ajenos a lo que sucede en nuestro país y conocemos el actuar de los gobernantes. Hoy, solo Guatemala junto a Cuba y Nicaragua, son los únicos en Centroamérica y el Caribe, que no permiten el voto en el extranjero para todos sus representantes.
La visión de un desarrollo equitativo en Guatemala propiciaría que las personas, no solo dejen de migrar, sino también que quienes hemos migrado regresaremos a invertir en nuestras comunidades para aportar al progreso. Lo sé porque aun sin estos derechos, regresé a Guatemala para crear empleos, y sé que—como yo—hay más migrantes queriendo aportar su granito de maíz a nuestro país.
Personalmente, sugiero dos opciones de sentido común, para llegar a la visión que menciona el presidente.
Primero: que para las elecciones se instalen centros de votación en todos los consulados de Guatemala en EE. UU. y lograr la cooperación del gobierno norteamericano para que el día de votaciones no haya redadas contra migrantes. Similar a lo que actualmente se está haciendo en centros federales de vacunaciones contra el COVID-19.
Juntos, migrantes incluidos, podemos avanzar hacia la visión de un desarrollo equitativo.
Segundo: podemos utilizar la tecnología y crear la mejor aplicación móvil electoral. Sería más eficiente que la primera opción—tanto en costo como alcance, ya que permitiría que cualquier guatemalteco pueda votar desde cualquier parte del mundo. Tenemos el talento nacional para lograrlo. La mejor aplicación del 2020 para iPhone de Apple, fue creada por jóvenes guatemaltecos. En mi experiencia ayudando a las empresas más grandes del mundo en su transformación digital, una aplicación electoral robusta para Guatemala no costará más de Q8 millones y tampoco llevaría más de 6 meses desarrollarlo.
Sr. Presidente y diputados del Congreso—tienen una gran oportunidad para cambiar la dirección del país, para que los hijos de Guatemala que sostenemos al país con sudor, sangre y, en muchos casos—muerte, tengamos voz y voto. Se necesita voluntad política. La visión está ahí y los migrantes, estamos ansiosos de ayudar.