Prensa Libre

El mundo avanza, y Guatemala debe avanzar con mayor competitividad. Y Guatemala somos nosotros.

Allá por 1987, cuando mi papá ya había migrado al Norte, pasaban semanas sin que supiéramos nada de él. Por fin llegaba el aviso para que fuéramos a recibir una llamada en Guatel, en Huehuetenango. Había que viajar unas cuatro a seis horas desde Santa Eulalia para ir a esperar la llamada en una cabina de teléfono. Nos alegraba saber que estaba bien; avisaba que iba a mandar alguna encomienda con ropa. En otras ocasiones, mandaba un casete grabado: todos nos reuníamos alrededor de la mesa a escuchar todo lo que decía mi papá y mis hermanos. No podíamos responder, solo pensar que estaban bien.

El 29 de octubre pasado falleció mi tío Xapin (Sebastián Marcos) en Santa Eulalia. Al instante de su partida ya lo sabía toda la familia, incluyendo a sus hijos y sobrinos en Estados Unidos. El 31 de octubre, justo en la antesala del Día de Todos los Santos, fue su sepelio. Muchos no pudimos viajar para acompañar a la familia, pero la tecnología nos sirvió de puente para estar presentes de intención y sentimiento. Tanto el velorio como el sepelio se transmitieron por streaming y live. Desde acá pudimos recordar su bondad y ejemplo de trabajo. Tío Xapin era hermano de mi mamá, Lucín Cuxin.

Cierto es que las transmisiones no pueden tener todo el calor de un abrazo, ni trasladar el aroma de las flores o el sentir de esa conversación, pero sin duda alguna constituyen un gran avance respecto de hace cuatro décadas. La experiencia y vivencia de familia se transforman a la distancia, pero se comparte la empatía, se forman diálogos escritos y se ponen en común sentimientos para fortalecernos en momentos tan difíciles.

A través de la tecnología se debe integrar a las comunidades rurales, pero también a los migrantes para que puedan votar.

Desde un pequeño pueblo de Huehuetenango, Cobán o Cuilapa, una persona puede estudiar, comunicarse en tiempo real con sus seres queridos que viven lejos, aprender un oficio o incluso trabajar sin tener que migrar. La misma tecnología que hoy nos permite acompañar un sepelio a distancia también puede ayudar a que menos familias tengan que vivir esas despedidas de lejos.

Hoy la tecnología no solo nos une en la emoción, sino también en la acción y la productividad. Permite a comunidades enteras superar las viejas barreras económicas y competitivas, siempre y cuando se busque de forma proactiva su implementación según las características culturales y sociales. La tecnología es para fortalecer, no para debilitar.

Ya no estamos en la década de 1980 para sentirnos aislados ni para aceptar excusas o lentitudes del Estado. El mundo avanza, y Guatemala debe avanzar con él. Y Guatemala somos nosotros. Los migrantes en Estados Unidos sostenemos buena parte de la economía nacional. Aportamos la quinta parte del dinero que mueve el país con nuestro esfuerzo, sacrificio y privaciones. Todo eso lo hacemos en medio del temor, pero con una fuerza aún mayor: el amor por nuestras familias, que nos impulsa cada día a salir a trabajar. Por eso, como mínimo, los guatemaltecos en el extranjero deberíamos poder obtener con rapidez nuestros documentos, certificaciones y, sobre todo, ejercer el voto digital desde el extranjero. Negarse a eso es una postura inmoral, un obstáculo que atrasa al país y desconoce el poder transformador de su diáspora. Hay políticos que los elogian de boca, pero bloquean y se oponen a facilitar su voto, porque saben que el migrante es un voto informado, con vista panorámica de los rezagos causados por esos mismos personajes incoherentes.

La tecnología ha demostrado que puede acortar distancias, abrir mercados, conectar talentos y fortalecer comunidades. No hay razón para mirar atrás. La competencia ya no se mide solo en territorios, sino en ideas, aprendizajes y capacidad de adaptación. Quien comprende eso no teme al cambio: lo convierte en oportunidad.

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Marcos Antil SoyMigrante.com, Founder - CEO
Emprendedor tecnológico, maya q’anjob’al y migrante guatemalteco. Impulsor de la educación y la transformación digital. Fundador y CEO de la compañía XumaK durante 18 años, con clientes en más de 25 países. Y ahora de SoyMigrante.com, LLC.