Prensa Libre

El voto de guatemaltecos en el extranjero debe ser viabilizado en una nueva Ley Electoral.

Muchos guatemaltecos entraron al Año Nuevo sin poder abrazar a su familia, sin poder compartir con ellos la entrada a un nuevo ciclo, porque están a miles de kilómetros de ellos, en suelo estadounidense, a donde tuvieron que marcharse en busca de un porvenir. Eso vino a mi mente ayer mientras compartía en familia la llegada de 2023. Es un sacrificio que a menudo pasa desapercibido: arriesgarlo todo por amar con toda el alma a su familia en Guatemala.

Como guatemalteco y migrante, siempre resalto la importancia de reconocer la contribución de las remesas familiares que enviamos a nuestro país. Es un pilar de la economía nacional. Según datos del Banco de Guatemala, las remesas familiares han tenido desde el 2015 un crecimiento anual de 16%. Es una realidad que Guatemala está generando su mayor recurso en la exportación de recurso humano que labora en EE.UU. con esfuerzo y convicción. El éxodo hacia “El Norte” refleja la crisis de desarrollo que sigue afectando a nuestro país.

Estamos a por confirmar un nuevo récord histórico de remesas, que puede superar los US$19 mil 500 millones enviados a miles de hogares, de madres, padres, cónyuges, hijos—gracias al sacrificio de alguien, que madruga y se desvela, con dos y hasta tres empleos.

La contribución del migrante es absoluta, convirtiéndose en un pilar de la economía nacional.

A nivel de Estado, el reconocimiento a la contribución del migrante a la economía nacional debe darse con hechos coherentes. El primero es declarar y reconocer que los guatemaltecos en el extranjero somos ciudadanos con pleno derecho y por ende, que podamos contribuir, no solo con nuestra fuerza económica, sino con el criterio para elegir a nuestros representantes, a los alcaldes de nuestros municipios, a los diputados de nuestros departamentos y al binomio presidencial.

En América Latina y el Caribe, el derecho del voto en el extranjero está garantizado en varios Estados. En Centro América y el Caribe solo Cuba, Nicaragua y Guatemala no lo implementan. Cierto, en Guatemala se ha abierto la posibilidad de votar por presidente, pero sin brindar verdaderas facilidades para hacerlo. Urge una reforma a la Ley Electoral integral, que viabilice este voto a través de mecanismos modernos.

La voluntad migrante de contribuir en la elección de autoridades existe. Y tenemos el derecho por ser guatemaltecos. En las elecciones de junio y agosto de 2023, en el centro de votaciones de Miami, fui testigo de cómo muchos compatriotas viajaron por horas para ejercer su voto. Y vi, cómo a más de un 60% de ellos, no se les permitió votar. Pese a haber recibido confirmación de estar inscrito y del lugar de sufragio, al llegar les decían que les tocaba en otra ciudad u otro Estado, o bien que su centro de votación era en su lugar de residencia en Guatemala. Eso debe cambiar. Es necesario y es lo justo.

¿Porque es importante la voz del migrante guatemalteco en los asuntos de país? Porque conocemos las necesidades que existen en nuestra comunidad. Porque hemos vivido las carencias, esas mismas que nos forzaron a migrar. Pero nuestra familia sigue allí y deseamos una mejor situación para ella. Esos ‘insights’ a nuestras realidades tienen a la vez una perspectiva distinta y una visión crítica desde fuera, con un panorama nacional que genera un contexto distinto de decisión, que se suma al voto de todos los guatemaltecos en el país.

La oscuridad de la corrupción, del subdesarrollo y de la división pueden y deben ser superadas con el esfuerzo de todos los guatemaltecos, dentro y fuera del país. Como un migrante guatemalteco más, tengo esperanza que el próximo binomio presidencial del Dr. Arévalo y la Dra. Herrera, sean quienes finalmente puedan responder y reconocer la contribución del migrante a nuestro país y dignificar los servicios que se nos dan en el extranjero.