Prensa Libre

Los gobiernos y politiqueros parecen empeñados en relegar la educación sometiendo así a nuestro país al subdesarrollo.

Una lamentable escena se ha repetido en este inicio del ciclo escolar 2023 en Guatemala: niños de preprimaria y primaria escribiendo sobre tablas, en el suelo o sobre pedazos de escritorios. Padres de familia recogiendo de pilas de desechos algunos restos que puedan reparar para que sus hijos puedan aprender a escribir, a leer, a sumar, restar y así cultivar su intelecto. Pero tiene un agravante: el gobierno tuvo 3 años de inasistencia a las aulas para poder renovar muchas más y no lo hizo.

Es vergonzoso para este y todos los gobiernos previos que haya escuelas en tan deplorables condiciones, sin mesas ni escritorios adecuados. Es un insulto a la dignidad de los ciudadanos y sobre todo de la niñez, que anuncien con bombos y platillos el arranque del primer ciclo escolar presencial después de tres años de suspensión, que hagan promoción de ello, pero que no se hayan reparado, ampliado o reconstruido edificios escolares. No hay excusas: se necesitan espacios modernos y adecuados para cultivar el tesoro más valioso del país: las mentes de sus niños y jóvenes.

Niñez y juventud merecen escuelas dignas, bien equipadas no solo con mobiliario sino con equipo y conectividad digital.

La ciudadanía debe exigir cuentas a estos malos administradores, que se preocupan por hacer tratos con dirigentes sindicales mañosos a los que solo les interesa mantener sus privilegios sin trabajar. Los propios maestros deben recuperar la dignidad de este gremio y hacer historia mediante su propia exigencia de escuelas dignas, mejor equipadas y en condiciones aptas para el aprendizaje.

Y no basta solo con los escritorios. Se necesita pensar a futuro: se necesitan escuelas con tecnología, para poder conectar a los niños y jóvenes con el mundo moderno. El aprendizaje ya no es solo de escribir en un pizarrón o en un cuaderno sino de motivar la comprensión lectora, la creatividad digital y la resolución de problemas en forma colaborativa.  Las aulas deben tener computadoras, conexión a internet y docentes bien actualizados, conscientes de su papel fundamental: de hecho, he conocido a muchos de ellos en la gira de Migrante. Son profesores y profesoras con grandes objetivos, que se entregan a su misión, pero que no reciben el apoyo necesario del Ministerio de Educación, a pesar de tener tanto presupuesto.

Recientemente se publicó un ranking internacional del Cociente Intelectual por países, según el cual Guatemala está en los últimos lugares. Según sé yo, el cociente intelectual no depende de los conocimientos acumulados sino de la capacidad de aprendizaje, razonamiento y desarrollo de las múltiples inteligencias existentes.  Por lo tanto, el cociente intelectual de los guatemaltecos es muy grande, nuestro potencial de inteligencia es enorme: tenemos tantos niños y jóvenes inteligentes que lo que necesitan es un proceso educativo integral, multilingüe, actualizado y con los materiales didácticos suficientes.

Parece que a los malos servidores actuales, a los politiqueros y a mentes cerradas les ofende la inteligencia, porque genera ciudadanos críticos y por eso quieren seguir relegando la educación. El abandono de las escuelas así lo refleja.  Lo peor es que intentar aprender sobre bloques, sentados en pedazos de tabla es difícil porque desincentiva el aprendizaje. Lo peor de todo es que genera más pobreza porque le roba a las futuras generaciones la oportunidad de capacitarse efectivamente y priva al país de esas inteligencias que marcarían la diferencia en todos los ámbitos.

Ante el subdesarrollo, la ciudadanía es quien tiene el poder de cambiar el rumbo del país, ejercitando su derecho de elegir y ser electo. ¡Nadie más!