Prensa Libre

Decenas de líderes centroamericanos trabajan día a día para transformar las adversidades en oportunidades.

Me llena de orgullo y alegría compartirles que Antigua Guatemala acaba de ser el majestuoso marco de un encuentro histórico y visionario de liderazgos positivos de todo el Istmo. La semana recién pasada, mi esposa Yana y yo, asistimos a la reunión regional del grupo CALI (Central America Leadership Initiative). CALI es una organización que reúne líderes centroamericanos enfocados en potenciar el progreso de Centroamérica: desde Guatemala hasta Panamá.

Hacía 5 años que una plenaria presencial no se había efectuado y qué mejor anfitriona que la ciudad colonial. Ser la sede de un núcleo de desarrollo de liderazgos debe ser motivo de orgullo para Guatemala. Sobre todo porque esta organización totalmente apolítica ofrece propuestas comprobadas para aprovechar y dar rienda suelta al capital intelectual de los futuros líderes de Centroamérica. Es inspiración porque fortalece los deseos de seguir sembrando granitos de maíz que indudablemente brotarán y florecerán.

 He creído, creo y siempre creeré en el potencial de nuestra gente: su trabajo, creatividad y esfuerzo por poner pan en la mesa.

Cada país centroamericano tiene sus desafíos y también sus problemas. Por eso es importante poder compartir con personas que buscan un bien común. Se dice que uno debe rodearse de personas con quienes se comparten ideales. Cada uno puede tomar distintos caminos en busca del éxito, pero la meta de desarrollo integral es común para jóvenes soñadores, visionarios de la sociedad civil, sociedad pública y del sector privado. 

Tuvimos oportunidad de aprender de logros y esfuerzos en cada país, pero es clave pensar también a nivel regional. Cada esfuerzo tiene su recompensa, cada reto tiene solución, pero es vital la integración, la cooperación, el compartir soluciones para acelerar procesos de transformación. Todo camino está lleno de barreras y si caminamos solos la soledad y el desencanto nos pueden desalentar y dejar varados. Siempre he creído, creo y seguiré creyendo en la creatividad de nuestra gente como factor fundamental de progreso. 

Aquí en Guatemala he tenido el privilegio de compartir con líderes de la sociedad civil—comunidades, sectores profesionales, públicos y también del sector privado que quieren una mejor Guatemala. Su objetivo es legarle a sus hijos y a sus hijas un mejor país, de donde no tengan que huir para sobrevivir. 

Ante la desesperanza, la decepción e indignación generada por acciones u omisiones de los gobernantes actuales, volteo a ver hacia las personas que trabajan honradamente para llevar el pan a la mesa familiar cada día, miro, admiro y apoyo a las personas que levantan la voz para proteger nuestros derechos y comparto el esfuerzo de las personas que generamos empleos dignos. Y esto confirma que la solución a nuestros desafíos está en nosotros. La clave de la mejora sostenida y sostenible radica en compartir metas.

Necesitamos forjar liderazgos que puedan trabajar juntos, con visión de largo plazo y no conveniencias de 4 años. Ese despegue está en que tú que lees esto también te decidas a ser parte de la solución con la vista puesta en una Guatemala y una Centroamérica con más desarrollo y oportunidades. El sueño guatemalteco y centroamericano existe y podemos lograrlo juntos, a través de acciones coherentes, perseverancia y honradez consigo mismo y con los demás.

Gracias a la fundación CALI por confiar en Guatemala. Gracias a los hermanos panameños, costarricenses, nicaragüenses, salvadoreños, hondureños y también gracias a los hermanos de Colombia y de Estados Unidos de América que nos acompañaron durante este gran encuentro de soñadores, visionarios que están construyendo una mejor Centroamérica donde ya nadie tenga que migrar forzosamente para sobrevivir como me tocó a mí, a mi familia y a miles de centroamericanos.