Recientes capturas de estudiantes y catedráticos de la USAC pretenden intimidar a toda la ciudadanía, violando la Libre Expresión.
“Cerrar los ojos es no tener nada.”: qué frase más adecuada. Es un verso, es una construcción literaria, es una metáfora, pero con un simbolismo poderoso. Solo viendo, oyendo y hablando, transformaremos nuestra Guatemala. Por eso es vital abrir los ojos, informándonos y expresando nuestras exigencias con fuerza, con claridad, con unión. Tal como lo hacen la joven Marcela Blanco, los estudiantes y académicos del Tricentenario Universidad de San Carlos y demás presos políticos.
Las exigencias ciudadanas de un país mejor quizá no lo son todo, pero nos ponen en el camino de la mejora. “Cerrar los ojos es no tener nada. Abrir los ojos es tenerlo todo.” reza una célebre frase del relato “El hombre que lo tenía todo, todo, todo”, del Nobel Guatemalteco Miguel Ángel Asturias, cuyo personaje se resiste al sonido de uno, diez, incontables despertadores que le marcan la hora de dejar de dormir.
Este fantástico elemento, de una magia literaria enorme fue escrito por el mismo autor de “El Señor Presidente”, relato de un aberrante régimen de abusos condenado a la derrota, el cual también sirve para exponer la necesidad de una ciudadanía despierta, participativa, atenta a los signos de la época y a las discrecionalidades de ciertos funcionarios que deben ser condenadas.
Abramos los ojos, abramos los oídos y hagamos oír nuestra voz de rechazo a la represión.
Las capturas de jóvenes estudiantes, académicos, ciudadanos honrados y trabajadores como tú y como yo, son un claro intento de intimidación, para tratar de obligarnos a mantener los ojos cerrados. Pero, los guatemaltecos ya no tenemos los ojos cerrados, ni los oídos cerrados y menos aún la boca cerrada.
Los arrestos de estudiantes, docentes y ciudadanos por protestar contra el fraude en la elección de rector de la Universidad de San Carlos en 2022 o por criticar la intromisión del oficialismo en dicho proceso, no merecen sino una enérgica y masiva condena ciudadana, porque atentan contra la Libre Emisión del Pensamiento garantizada por la Constitución.
En este momento, existen en Guatemala casos que deberían centrar la atención del Ministerio Público tales como: el secuestro de fiscales en San Marcos, el combate a los atracos en calles capitalinas y todo el país, los juicios contra exfuncionarios y diputados corruptos, que se roban y malversan los recursos públicos que se pudieran utilizar para: transformar y modernizar el sistema de educación para los niños y las niñas.
El MP podría detener el robo del presente y el futuro de Guatemala perpetrado por esos politiqueros y traidores a la ciudadanía, esos que se han robado recursos destinados para la lucha contra la desnutrición, esos que se han robado los recursos que estaban destinados para transformar el sistema de salud, la construcción de hospitales, la salvación de vidas. Aquellos que descaradamente se han robado los recursos para construcción y mantenimiento de carreteras.
Esos procesos marchan lento mientras que las acusaciones discrecionales contra estudiantes y contra opositores políticos y abogados incómodos son tramitadas con prisa maliciosa. Basta con recordar los pésimos argumentos (o más bien inexistentes) para avalar el secuestro de actas electorales ejecutado el 13 de septiembre bajo nutrido operativo con guardias fuertemente armados, como si se estuviera allanando el nido de un cartel y no el máximo ente de la representación ciudadana.
“Cerrar los ojos es no tener nada. Abrir los ojos es tener todo.”, pero también necesitamos actuar. Necesitamos unirnos en el apoyo a quienes están siendo acosados por defender sus ideales y por abrirnos los ojos. Jóvenes, no están solos. Somos la mayoría. Somos el pueblo. Somos Guatemala.