Arranquemos a Guatemala de las garras de la corrupción: el Pueblo tiene la soberanía para exigirlo.
Guatemaltecos, vivimos tiempos de grandes desafíos. Enormes. Pero también son tiempos; que, si actuamos unidos, es extraordinario el potencial de beneficio para todos. La desinformación promovida de forma “anónima” por un minúsculo grupo que solo busca dividirnos, ya quedó sobrepasada por la inteligencia de los ciudadanos. La transformación digital de los guatemaltecos florece y ya poco a poco la información nos llega a todos. Cada guatemalteco filtra esa desinformación basada en un sentido común, en un sentido lógico, viendo su propia realidad.
El cambio requiere que pensemos y actuemos diferente, con coherencia. No importa nuestra denominación espiritual, si somos profesionales, campesinos o estudiantes, si vivimos en área rural o urbana, si somos maya, ladino, xinka o garífuna: esas son riquezas de la multiculturalidad. Todos somos Guatemala, unidos por el deseo de un mejor porvenir, por la imperiosa necesidad de una mejor Guatemala y sobre todo, por el rotundo rechazo a la corrupción de los politiqueros que hoy tienen “goma” de poder; se embrutecieron y aprobaron un presupuesto corrupto, para su beneficio y el de sus allegados. Dejando en la oscuridad y el abandono a sus electores.
Sigamos luchando juntos, hombro a hombro para arrebatar el futuro de Guatemala de las manos de la corrupción que a pasos agigantados invade el corazón del Estado. Recordemos que los verdaderos cambios, no ocurren de la noche a la mañana, sino se siembran, se cuidan, se abonan hasta que comiencen a brotar las ramas donde florecen.
Todo, absolutamente todo requiere trabajo. Necesita dedicación. Exige un esfuerzo colectivo sin precedentes. En esa lucha, algunos llegan temprano, otros llegan a la mitad del tiempo y otros, entran para finalizarlo. Pero solo así, juntos podemos construir una mejor Guatemala. No hay otro camino. Todo esfuerzo por la democracia, aun las que quizás generen un discomfort para algunos, generan luz.
Los diputados se olvidaron de la ciudadanía y por eso debemos exigir el veto al presupuesto que aprobaron.
Cuando uno fija grandes objetivos, necesita un plan: por ejemplo, al soñar con construir o mejorar una casa para tu familia: Adquieres un terreno. Abonas poco a poco los recursos financieros o los materiales. De ahí, comienzas a edificarla, quizá lento, pero con decisión, dedicación, mucho esfuerzo, tiempo y sudor—lo logras. De esa misma manera se construye Guatemala. Pero primero debemos recuperarla de las manos de la corrupción e impunidad y del crimen organizado que invade el Estado de Guatemala. Y con valentía, recuperar nuestra joven democracia que nos quieren robar. No nos dejemos conquistar del miedo que la división de sus acciones criminales genera.
Reconstruir Guatemala requiere que estemos unidos. Por eso que el esfuerzo de las autoridades indígenas liderada por los 48 Cantones, ha sido vital. Es esperanzador que distintos grupos se unen tras la defensa de la joven democracia de Guatemala. Ver al empresariado moderno y tradicional unirse para pedir respetar la democracia es esperanzador. Esta semana vemos a una Guatemala unida exigir al actual presidente que vete un presupuesto aprobado por diputados de los cuales el 60% no fueron reelectos. A leguas se ve que estos politiqueros tienen el objetivo de mantener sus negocios sucios y sabotear al gobierno entrante. Acciones que no debemos permitir.
A los servidores públicos les digo: reflexionen y revisen a quién sirven. Estar del lado de la gente es lo correcto. Poner al centro de cualquier acción del Estado a los guatemaltecos debe ser siempre el norte. Guatemala no es primero, ni segundo ni tercero: es el ÚNICO objetivo y el único legado que dejamos a nuestros hijos.