Prensa Libre

La agricultura y el turismo, tienen el potencial de generar un auténtico milagro económico.

En el corazón de Guatemala, un país de milenaria riqueza cultural y natural incomparable, yace una oportunidad dorada para transformar nuestra economía y sociedad, y así generar un futuro brillante para todos. Existen componentes fundamentales y estratégicos para el #sueñoguatemalteco, pero hay dos que, a pesar de su importancia, gobierno tras gobierno evitan: la agricultura y el turismo.

Estas áreas no solo ofrecen una alternativa a las remesas migratorias, sino que también tienen el poder de revitalizar comunidades, conservar la biodiversidad y promover la identidad multicultural como un factor de unión. La agricultura ha sido tradicionalmente el alma de la economía guatemalteca, sustentando generaciones y forjando una profunda relación entre nuestra gente y la Madre Tierra. El maíz, por ejemplo, va más allá de ser un alimento básico; es un símbolo sagrado de la vida y la fertilidad, estrechamente vinculado a la existencia. Pero, el capital que su producción requiere es cada vez más inalcanzable. Además de su alto costo, hay personas sin escrúpulos que quieren adueñarse de las semillas originarias, acciones que bajo ninguna circunstancia se deben aprobar porque representan una seguridad alimentaria y, por ende, seguridad nacional.

La agricultura guatemalteca requiere la atención del Estado y también subsidios. No se trata de ideologías, sino de estrategias. En EE.UU., por ejemplo, la agricultura se sostiene gracias a casi un 40% de subsidios del Estado. Es un pilar indiscutible tanto para republicanos como para demócratas. En Guatemala, este fértil sector tiene el potencial de reinventarse y, con ello, preservar la biodiversidad, lo que a su vez generaría ingresos dignos para las familias del campo.

La agricultura y el turismo son una alternativa real a las remesas migratorias.

La florescencia de Guatemala debe ser un ancla para atraer turistas de todo el mundo. El turismo es una industria basada en lo que somos y en el entorno donde vivimos. Al abrir nuestras puertas al mundo, mostramos con orgullo nuestra rica herencia cultural: una cultura milenaria viva, con paisajes impresionantes. El turismo de negocios, de salud y cultural aún no alcanza todo su potencial. Si a ello se suma una estrategia de ecoturismo comunitario, es decir, que los mismos pobladores sean prestadores de servicios de hospedaje, alimentación y guía, la cantidad de visitantes puede elevarse exponencialmente, generando ingresos dignos para las familias guatemaltecas y convirtiendo la migración en una opción y no en una necesidad.

Según estadísticas, actualmente Guatemala recibe unos 2 millones de visitantes al año. Con nuestro territorio, riqueza histórica, arqueológica, natural y humana, Guatemala posee un caudal de inmensas posibilidades. Además, con productos que van desde textiles tradicionales hasta alimentos orgánicos, el país podría crear una marca distintiva que resalte su compromiso con la calidad, la sostenibilidad y la equidad.

Una estrategia turística de Estado no solo mejoraría los ingresos de las familias guatemaltecas sino también mejoraría la imagen de Guatemala a nivel mundial, abriendo nuevas puertas para el comercio y la inversión. El turismo guatemalteco tiene el potencial de generar un auténtico milagro económico en menos de dos décadas.

Somos Guatemala, un solo corazón compartido por millones de hermanos, dentro y fuera del territorio, que anhelamos un futuro mejor. Con el apoyo adecuado, políticas inclusivas y un compromiso compartido con la sostenibilidad, Guatemala puede asegurarse un lugar en el escenario mundial, no solo como un país de inigualable belleza y rica cultura, sino como un ejemplo de desarrollo sostenible y equitativo.