Prensa Libre

Guatemaltecos dentro y fuera del país rechazan la impunidad y uso inmoral de las leyes.

Guatemala se une contra la corrupción y la impunidad. Desde la sociedad civil hasta grupos empresariales. Entidades nacionales e internacionales. Sabemos que la corrupción y la impunidad son males que le hacen mucho daño al presente y futuro de Guatemala. Es una plaga que solo unidos podemos derrotar. Solo ciertos grupos extremistas y beneficiarios de la corrupción crean polarización y división.

Pero son más fuertes la fortaleza, resiliencia y hermandad de los guatemaltecos que se unen para defender su democracia. Hace mucho buscan la manera de suplir y abastecer las necesidades que esta crisis ha generado. Ya es más que evidente que esos grupos divisores buscan un inaceptable rompimiento constitucional para perpetuarse y seguir viviendo del robo de recursos. Pero los guatemaltecos hemos vivido crisis tras crisis, hemos estado solos; aún así, avanzamos.

Al inicio de la pandemia, muchos guatemaltecos creímos que el presidente, por ser médico, tomaría buenas decisiones. Vino el cierre y pese a la adversidad hubo aires de esperanza. La trompeta del integrante de los Malacates sonando desde un edificio capitalino inspiró unión. Surgió la solidaridad ciudadana: vecinos regalaban comida, estudiantes repartían mascarillas, médicos ofrecían sus servicios. En el Congreso se aprobaron presupuestos exorbitantes supuestamente para ayudar a quienes perdieron su empleo, para la compra de vacunas; se prometió la construcción de hospitales, los más grandes y los mejores de la región, que iban a quedar funcionando para el futuro, dijo el presidente.

Abundan los ejemplos de malversación de fondos públicos y obras deficientes que el MP no investiga.

Pero la ayuda no llegó a los más necesitados, se pagaron por adelantado y a escondidas vacunas que no llegaron a tiempo. Ahora mismo están caducadas y almacenadas en contenedores unos Q300 millones de las vacunas. No se ha avanzado en la investigación de los responsables de aquel desfalco. Muchos perdimos seres amados. No están los 5 hospitales prometidos. Nuestros estudiantes solo veían cómo en el vecino país se habilitó la infraestructura tecnológica y se entregaron herramientas digitales a maestros y estudiantes. Aquí, se perdió tiempo, aprendizaje, potencial, salvo por el entusiasmo de algunos maestros innovadores y ejemplares.

Sí, la ciudadanía luchó por sobrevivir. Muchos negocios cerraron, pero también muchos nacieron y otros se reinventaron en la era digital. Nuestra transformación digital avanzó décadas gracias a que nos adaptamos, mientras el gobierno se quedaba más obsoleto y después tratando de tomar crédito por el logro de los guatemaltecos.

Ese mismo gobierno se niega a asumir la responsabilidad de la crisis que estamos pasando. Se especializa en culpar a otros para distraer de sus escándalos, de su falta de rendición de cuentas. No escucha, inventa excusas. Se aprovecha del sufrimiento del pueblo de Guatemala para tratar de completar una cooptación del Estado.

Por eso es esperanzador realizar que tenemos mucho en común, por qué seguir luchando: la mitad de la población vive en pobreza, la mitad de los niños menores de 5 años sufre de desnutrición. Nuestros ríos cada vez más contaminados, la destrucción de recursos naturales continúa, las carreteras en total descuido, el sistema educativo público está anticuado, los programas de desarrollo agrícola no existen. La inseguridad pública agobia a la gente trabajadora. Muchos hermanos y hermanas se siguen viendo obligados a irse, solos, arriesgándolo todo para sobrevivir fuera de Guatemala.

El actual gobierno vino y se irá, pero nuestras hijas y nuestros hijos, nosotros mismos seguiremos afrontando las consecuencias del desfalco de su ineptitud. Solo unidos tras la meta del sueño de una mejor Guatemala, de un país competitivo, haremos que el talento guatemalteco florezca.