Es importante no quedarnos en el problema, sino enfocarnos en la solución.
El decir que alguien “renace de sus cenizas como el ave Fénix” evoca a la persona que tras cualquier infortunio que incluso signifique casi su propia ruina total resurge con la misma o más fuerza que antes; de una forma renovada contra cualquier pronóstico.
De acuerdo con la mitología, el ave Fénix era un animal prodigioso que se consumía en el fuego cada 500 años para luego resurgir prodigiosamente. Este mito es usado para representar la supervivencia, la fuerza de voluntad, la reinvención y la perseverancia.
“Resurgir requiere muchos sacrificios, sabiduría y paciencia, sin dejar de ser vigilantes.” – Marcos Antil.
Esto mismo necesita Guatemala, en un momento en que aún no salimos de la crisis política estructural. Que en cada uno resurja el sentido esencial de ciudadanía y la voluntad de cambio que permita dejar atrás las cenizas de la corrupción, la desconfianza y la confrontación.
La creciente demanda ciudadana por transparencia y el fin de las prácticas de la vieja política que han llevado al colapso del Estado son la oportunidad para una reingeniería del aparato público.
Pero el renacimiento de Guatemala solo puede surgir de nuestra capacidad de lograr un pacto social para impulsar transformaciones estructurales que aborden más allá de las cuestiones éticas o técnicas de una coyuntura política, sino que aborden las fallas del sistema político, económico y social.
Entra aquí la urgencia de fortalecer el sistema de justicia, dotándole de mayor independencia y cambiando la forma en que se conforman las cortes, impulsando una verdadera carrera judicial e incluyendo la importancia del Derecho Indígena.
De lado político, las instituciones y funcionarios deben recuperar su credibilidad y merecer la confianza de la población. Ello implica dejar atrás las viejas prácticas de componendas, tráfico de influencias, compra de voluntades y búsqueda de prebendas, lo cual se podría lograr con reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Los cambios por ahora aprobados son insuficientes.
Por supuesto que las posibilidades de renacimiento del país también tienen que ver con un mejor sistema de captación de recursos, pero a su vez de distribución y ejecución. Es cierto que un periodo de un gobierno es insuficiente para impulsar todos los cambios, pero también es de notar que mecanismos claves como el presupuesto dificultan la gestión debido a factores como su rigidez, su difícil fiscalización y la poca exigencia de calidad.
Un análisis del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales señala que alrededor del 91.8% del gasto público ya está comprometido por ley, principalmente por salarios de personal, servicio de la deuda pública, entre otras asignaciones a instituciones, por lo que no pueden destinarse a inversiones en salud y educación. En el 2016, por cada quetzal, el Gobierno tiene obligaciones de gasto con destinos específicos equivalentes a Q1.05. ¡Totalmente insostenible!
Un cambio no se logra de un día para otro. Resurgir requiere muchos sacrificios, sabiduría y paciencia, sin dejar de ser vigilantes. Es importante no quedarnos en el problema, sino enfocarnos en la solución.