Prensa Libre

La puntualidad es cuestión de disciplina y de respeto hacia las otras personas.

Seguramente usted lo habrá escuchado más de alguna vez: “La primera impresión es la que cuenta”. Quizá suene trillado, pero es una advertencia aplicable en cualquier ámbito de la vida.

Cuando se trata del mundo del negocio o del emprendimiento, causar una buena primera impresión cobra especial relevancia. Y para lograrlo, se requiere de importantes factores, que van desde la apariencia hasta la efectividad.

Hoy quiero centrarme en uno de esos factores: la puntualidad. Estar en el tiempo justo que requiere cualquier acción es crucial para el éxito.

La impuntualidad para una entrevista de trabajo, por ejemplo, puede significar el descarte inmediato como aspirante. En asuntos de negocios, puede representar la pérdida de oportunidades.

”Desarrollar la puntualidad es una cuestión de disciplina. Pero una disciplina no derivada del miedo a las exigencias, sino de una actitud de respeto hacia las otras personas.” —Marcos Antil

La puntualidad cobra relevancia cuando se trata de jóvenes emprendedores. Por lo general, arrastran la costumbre de no respetar los tiempos o simplemente no llevar una agenda. Recuerdo que cuando comencé mi empresa, me fue muy difícil alcanzar a disciplinarme en el manejo del tiempo. Siempre había distracciones, especialmente porque trabajaba en casa.

XumaK empezó en un espacio de cuatro metros, que era mi recámara, ya que entonces no podía costear una oficina. Al principio fue muy difícil. Y no lo habría logrado sin la disciplina que aprendí en mi época de estudiante.

Trabajando en casa era muy fácil distraerme. Podía ponerme a ver televisión o hacer mandados. Hasta podía haberlo tomado como un tiempo de descanso. Trabajar desde la casa requiere de mucha disciplina y es aún más importante sujetarse a un horario riguroso. Tenía claro que administrar el tiempo implica respeto mutuo.

En Guatemala, la mala costumbre de la impuntualidad ha llevado a acuñar el término “hora chapina”. Personalmente pienso que debería ser causa de vergüenza utilizarla como pretexto en el ámbito empresarial y laboral.

Cuando regresé a Guatemala y decidí abrir acá una sede de mi joven empresa, sabía que había muchas cosas que cambiar en los miembros de mi equipo. Ser puntual no era nuestra virtud entonces, y cambiar esa situación fue una de las primeras tareas. Para empresas como XumaK, que trabajamos con clientes globales, no caben excusas por impuntualidad y retrasos. La puntualidad es esencial.

Desarrollar la puntualidad es una cuestión de disciplina. Pero una disciplina no derivada del miedo a las exigencias, sino de una actitud de respeto hacia las otras personas.

En mis años de estudiante, recuerdo que si llegaba tarde a clases o a un examen, las puertas ya no se abrían. La razón era sencilla: interrumpir a los estudiantes que han llegado a tiempo es una falta de respeto. En Guatemala, donde existe mucho camino por recorrer para llegar a un progreso sostenible, son estos pequeños detalles que se deben adoptar. La puntualidad ayuda a no desperdiciar el tiempo y es una disciplina necesaria que nos facilita alcanzar nuestros propósitos. Como bien lo resume el científico Charles Darwin: “El que se atreve a malgastar una hora de su tiempo no ha descubierto el valor de la vida”.