Hacia una estrategia digital para la competitividad y la integración en el Triángulo Norte.
Los países centroamericanos compartimos mucho más que un idioma y una localización geográfica: tenemos problemas sociales, económicos y políticos similares. Ello se ha visto como una debilidad regional, pero por el contrario puede ser una fortaleza, ya que podemos unirnos e integrarnos para enfrentar estos problemas como bloque; tener gobiernos más eficientes y coordinados; constituir un grupo económico para ser competitivos en la región. Pero para ello hace falta pensar estratégicamente en conjunto.
Justamente, bajo esa premisa, he tenido el privilegio de participar de las reuniones del Proyecto para la Prosperidad Centroamericana (CAPP, por sus siglas en inglés), una iniciativa auspiciada por el Instituto George W. Bush, que reúne a líderes centro americanos de varias especialidades y también una nueva generación de empresarios, comunicadores e intelectuales emergentes de Guatemala, Honduras y El Salvador (Triángulo Norte de Centroamérica), para unificar esfuerzos que promueven el progreso en la región.
«El progreso exige una visión global, concreta, asertiva, sin pretextos ni divisiones». —Marcos Antil
La primera sesión fue en Dallas, Texas en Noviembre del 2018. Desde aquel momento se visualizó una fusión de pensamientos distintos y emergentes; se comenzó a plasmar ideas prácticas e inclusivas para todos —empresas micros, pequeñas y grandes como para ciudadanos residentes de ciudades y de áreas rurales y remotas de cada país-. Como grupo CAPP escuchamos valiosas voces como la del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el presidente del Banco Mundial, también recientes representantes de comercio de los Estados Unidos e incluso al expresidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Como fruto de esa primera sesión, presentamos hace dos semanas, en Washington D.C., ante congresistas estadounidenses, líderes políticos y tanques de pensamiento, una propuesta para lograr una estrategia digital para la competitividad y la integración en el triangulo norte. Creemos que la conectividad y las tecnologías de información son una vía para competir en la economía mundial e incidir en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Se busca alcanzar a todas las personas por igual, pero el proyecto se puede implementar independientemente en cada país. Sin embargo, es vital entender que nuestros países, no podrán superar los principales problemas que afectan el desarrollo, si no se actúa en bloque.
Centroamérica no puede rezagarse más de la transformación digital no solo en los negocios sino en la educación, la salud o la cultura.
La innovación digital incluye el gobierno electrónico, con el objetivo de asegurar transparencia, rendición de cuentas y buen uso de los recursos públicos. Este aspecto contribuirá en la reducción de la corrupción al posibilitar mejores plataformas y procesos de compras y contrataciones, facilitación en el acceso a los servicios gubernamentales y reducción de procesos burocráticos, que al mismo tiempo mejorará la confianza de la ciudadanía frente al gobierno.
La era digital es disruptiva pero ha llegado para quedarse. Es desafiante, pero no solo para unos cuantos sino para todos. Si algo se debe hacer diferente, pensamos en el CAPP, es potenciar la transformación tecnológica sin descuidar otras áreas de desarrollo social. Se debe tener una visión de futuro más amplia para poder alcanzar mejores metas de desarrollo. El plan presentado solo es un primer paso. Los siguientes corren a cargo de autoridades que—hoy—tienen la oportunidad y la responsabilidad de hacer un cambio histórico en la dirección del futuro de nuestra región. El progreso exige una visión global, asertiva, sin pretextos ni divisiones.