Lo tradicional comienza a ser derrotado a través de la tecnología. Los grupos enfrentan el despertar ciudadano.
“Nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a las ideas sino que se sirve a la persona”. Recordando esta frase pronunciada por el Papa Francisco durante su visita a Cuba la semana pasada, pienso en el mensaje que encierra y en cómo se aplica a nuestra sociedad.
En Guatemala, lo tradicional comienza a ser derrotado. Los grupos de poder o individuos que han frenado el progreso de nuestro país, pueden ver que hay un despertar de la ciudadanía, que empuja hacia un cambio.
Sobre los cambios podemos mencionar, por ejemplo, el rompimiento de la hegemonía de los medios tradicionales, principalmente de la televisión abierta y radio, como fuente para informarse e informar de la población. Estos canales usados tradicionalmente para acentuar la ideología imperante en la mente de la ciudadanía, ya no circunscriben a todos los individuos.
«Nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a las ideas sino que se sirve a la persona». – Papa Francisco, durante visita en Cuba.
La convocatoria a las movilizaciones, la creciente manifestación de rechazo a los políticos tradicionales (“servidores públicos”) y el debate de ideas fluyeron en Twitter, Facebook y la televisión por cable, evadiendo así la dependencia de los medios tradicionales y favoreciendo la democratización de la información.
Para muestra, el colectivo #JusticiaYa, registra que en la semana en que se convocó a paros, solo en Facebook, se llegó a más de dos millones de personas sin invertir un solo centavo en publicidad. Y esto que solo entre el 8% y el 10% de los 21.7 millones de líneas de telefonía móvil registradas en Guatemala, son dispositivos inteligentes.
Cuando las estadísticas se reviertan y la mayoría de los dispositivos sean inteligentes –en no mucho tiempo–, primará el poder ciudadano y la auditoría social. La ciudadanía se apropiará de la responsabilidad del progreso. Entonces, cada uno se preguntará “¿qué puedo hacer por mi país?, en lugar de “¿qué puede hacer mi país por mí?”, como bien subrayó el expresidente de EE. UU., John F. Kennedy, en su discurso inaugural en 1961.
Estrechamente ligado al punto anterior, en las urnas se evaporizó otro paradigma. En el transcurso de los 30 años de vida democrática de Guatemala, la tendencia era que el candidato que quedaba en segundo lugar en las elecciones previas, tenía asegurada la victoria en las siguientes. Pero en 2015, eso no fue el caso.
Para sostener estos cambios, es imprescindible que a los que nos importa el progreso, a los que deseamos una Guatemala libre de corrupción, a los que queremos un país donde no de miedo salir a caminar o bicicletear y poder leer libros en nuestros dispositivos móviles en el transporte público sin el temor de ser asaltados, fortalecer estos cambios juntos.
Los que por distintas razones tuvimos que salir un día de nuestro país, debemos ver que Guatemala está floreciendo y considerar un retorno. La reciente crisis política, lejos de debilitar la economía guatemalteca le brinda certeza porque lo que se busca es mayor transparencia.
¡Es posible! Lo he visto. Muchos regresando y abriendo fuentes de trabajo, aquí hay talento, dedicación y muchas ganas de superación, y lo vemos con los cambios que se empujan como país para que la prosperidad florezca. ¡Los cambios suelen traer nuevas oportunidades y esta vez, son oportunidades para todos!