La política bien utilizada es la vía más poderosa para el progreso de los ciudadanos.
Hemos entrado a la Semana Santa. Miles, millones de guatemaltecos tenemos oportunidad de tomar unos días de descanso y dejar al lado el trajín diario. Nos concentramos a vivir nuestra fe participando en nuestras creencias y tradiciones, nos vamos a destinos turísticos para disfrutar las bellezas de Guatemala o nos dirigimos hacia el terruño natal para reencontrarnos con la familia: es un tiempo de fe, hermandad, reflexión y celebración.
Con todo su profundo sentido espiritual y religioso, la Semana Santa es la mejor ocasión para reafirmar nuestros valores, reflexionar sobre nuestra situación actual como nación y comprometernos a aportar al cambio de nuestra realidad. Debemos solidarizarnos con los menos afortunados, pero también con los que ya trabajan por una Guatemala donde todos tengamos cabida y la oportunidad de progresar.
Por eso, quiero aprovechar esta oportunidad para invitar a la reflexión; en medio de este espacio de descanso, reunión familiar y celebración de fe, no perdamos de vista el momento histórico que vive nuestro país. Estamos en época electoral: es vital informarnos, escuchar y discernir para lograr un voto consciente.
De nuestro actuar en las urnas depende el futuro de los siguientes cuatro años y quizá, viendo más allá, esta sea la oportunidad más importante de sentar las bases para la transformación que tanto anhelamos para nuestro país.
Quizá vale la pena aprovechar los valores que el pueblo creyente vemos encarnados en la Semana Santa, una ocasión para la conversión y la renovación de nuestra fe, podamos todos también usarlo de una manera figurativa y entenderlo como la oportunidad para recargar nuestras energías y agarrar fuerza para seguir en este camino a una reinvención como país. Todos necesitamos hacer un alto, aprender de los errores enmendarlos y tomar impulso para seguir avanzando hacia nuestras metas.
Algunos políticos, en su carrera por alcanzar el poder, hacen todo lo posible para buscar el voto. Para muchos, no hay línea clara entre lo ético y lo corrupto. Por eso, no es de extrañar que en cualquier momento y lugar de estos días de Semana Santa se les vea haciendo campaña.
Lo importante aquí, no es que se nos acerquen para convencernos, sino entender si tienen una propuesta concreta para sacar a Guatemala del subdesarrollo, el atraso, el estancamiento económico y la mala percepción a escala internacional. Por supuesto hay que ver sus acciones anteriores, su trayectoria, sus convicciones éticas o corruptas.
También es importante entender que no todos los políticos son malos, y debemos tener aún más claro que la política bien utilizada es la poderosa vía para el progreso de los ciudadanos. De ahí la importancia de estar atentos y considerar también la reputación e historial de los candidatos.
Que no nos ciegue nuestro justificado desencanto por la politiquería o nuestras ganas de desconectarnos un momento de la monotonía cotidiana. Estemos alertas del accionar de los funcionarios, pues históricamente han aprovechado la Semana Santa para actuar contra el bienestar común.
El progreso de Guatemala requiere que seamos parte de un equipo, donde además de trabajar juntos, cada uno nos adueñemos de nuestras acciones y de nuestro futuro. Nuestro país se construye día a día, con nuestro trabajo, nuestras propuestas, nuestros emprendimientos y también con la crítica propositiva de la realidad. Los guatemaltecos no nos aferramos a milagros u obras mágicas, simplemente queremos mejores gestores de la política y mejores electores, porque de eso depende heredar a nuestros hijos un horizonte o un precipicio.