En Guatemala existen talentos excepcionales ocultos que se deben identificar y potenciar.
Hace poco más de una semana, los usuarios de las redes sociales fuimos sorprendidos por una historia de superación personal que conmueve y a la vez, inspira gracias a la viralización de un video captado por un ciudadano sobre el señor Pedro Manuel Perebal, ahora es exguardia de seguridad privada, que de forma autodidacta ha aprendido al menos 6 idiomas fluidos adicional a su idioma materno, el k’iche’, y que actualmente sigue aprendiendo otras tres lenguas.
Anteriormente hemos sido sorprendidos con historias de personas que se esfuerzan por superarse o del talento de otros, gracias a la comunicación digital. En 2016, por ejemplo, se descubrió el caso de dos jóvenes lustradores que por las noches se dedicaban a estudiar, y que, al difundirse su historia de esfuerzo y perseverancia, recibieron becas y apoyo de la gente.
¿Que podríamos hacer, como guatemaltecos, para que, en lugar de sorprendernos esporádicamente por estas paradojas, pudiéramos detectar y potenciar sistemáticamente más perfiles valiosos que se encuentran allí inmersos en las contradicciones sociales?
Es positivo que los ciudadanos aporten a través de la divulgación este tipo de historias que, tarde o temprano, inciden en el cambio de vida de sus protagonistas. Sin embargo, me pregunto: ¿Qué podríamos hacer, como guatemaltecos, para que, en lugar de sorprendernos esporádicamente por estas paradojas, pudiéramos detectar y potenciar sistemáticamente más perfiles valiosos que se encuentran ahí inmersos en las contradicciones sociales?
Por experiencia propia, puedo decir que el talento en Guatemala no es un asunto de excepciones. Donde quiera que he estado durante mis viajes por diferentes lugares del país he encontrado gente talentosa y, sobre todo, luchadora, soñadora y perseverante. Hay muchos jóvenes ingeniosos y emprendedores que solo necesitan una oportunidad para avanzar y triunfar.
Estoy seguro de que, si cada uno de nosotros nos ponemos a pensar en personas con talentos excepcionales, podríamos identificar individuos de este calibre —sin embargo, en casi todas estas excepciones la mayoría terminaríamos diciendo: “Si tan solo tuviese una oportunidad para demostrar su habilidad”— en lugar de tomarnos el tiempo para buscar la mejor manera de apoyarlos.
Claro, existen acciones que como país debemos tomar. Pero, en principio, cada uno de nosotros, desde nuestros vecinos hasta nuestros colegas de trabajo, debemos tender puentes de ayuda. Desde los comercios locales, las medianas empresas, hasta las grandes industrias, estamos llamados a identificar los talentos excepcionales y apoyarlos en su capacitación, certificación de conocimientos y su promoción para mejores oportunidades.
El papel de la política pública en la inversión para la educación, la tecnología, la innovación y la capacitación es crucial.
Como país, nuestra prioridad debería ser la inversión en la educación y otros mecanismos extracurriculares, tales como programas de certificación de aptitudes más accesibles para todos, que valoren el potencial y no los formalismos.
Los tiempos han cambiado, empujados por las tecnologías de la comunicación e internet —que aún no llega a todos—, así como la creciente necesidad de trabajo o de emprendimiento, por lo que el desarrollo de destrezas y la adquisición de conocimientos ya no se circunscriben solo en las aulas. Ya no podemos quedarnos únicamente con el sistema educativo tradicional y oficial, sino reforzarlo con centros de aprendizaje, capacitación en productividad y desarrollo de competencias certificadas.
Es tiempo de ser más proactivos, para que noticias como las de don Pedro Manuel Perebal, un políglota que trabajaba como guardia privado, debido a la falta de oportunidades, dejen de ser esporádicas y que nuestra rutina sea encontrar esos talentos que harán más grande a Guatemala.
Foto: Prensa Libre