Guatemala necesita generar más oportunidades sostenidas para niños y jóvenes.
La semana pasada estuve en el evento de marketing digital más grande del mundo. Este se celebró en Salt Lake City, Utah, EE. UU. y reunió a unas siete mil personas de 44 países.
De las conferencias, exposiciones e innovaciones que presencié, me llamó la atención especialmente uno de los principales productos que se promovían, el cual fue creado por un suizo amigo mío desde hace 15 años y que fue adquirido por el gigante del software estadounidense Adobe por US$240 millones.
Tiempo atrás, después de una jornada larga, conversamos con ese amigo sobre su creación. Le pregunté cómo nació el producto y sonriendo me respondió que fue por el aburrimiento. Me contó que en su trabajo de programador le aburría la rutina de hacer cosas fáciles pero tediosas, por lo repetitivas y el tiempo que le consumía. Un día, lejos de seguir frustrado, decidió trabajar en un software que hiciera la misma rutina por él, pero más eficiente y de permanente mejora.
Sin duda, como la de él hay muchas historias de innovación y creatividad. Algunas de estas ideas se habrán concretado con apoyo, pero otras seguramente se desarrollaron sin más sostén que la lucha propia y la perseverancia.
”El común denominador de las personas capaces de mejorar su futuro, es el esfuerzo y la disciplina.” —Marcos Antil
Así fue el caso de Jack Ma, fundador de Alibaba, quien por ser una persona “diferente” fue rechazado en más de 30 trabajos en EE. UU. Tuvo que regresar a China, donde enfrentó dificultades aún más fuertes, pero hoy posee la empresa de comercio digital más grande de China.
Pienso en Guatemala y no dejo de imaginar cuánto talento estamos perdiendo en la juventud. A finales de 2014, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ubicó a Guatemala como el segundo país en producción de creatividad digital en América Latina. En contraste, en el mismo lapso, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (Ompi) dio cuenta de un retroceso del país en su índice de innovación a nivel de la región.
Una cosa es tener una idea para crear algo nuevo. Otra es tener las condiciones para desarrollarla.
Me produce tanta tristeza ver, por ejemplo, a un agente de seguridad de 23 años parado 15 horas al día en una garita. Igual, a un niño de 7, que en lugar de estar en la escuela, tenga que acompañar a su mamá a vender chicles por las calles. Nunca sabremos si ese agente o ese niño pudieran ser unos genios con potencial para cambiar el mundo.
Tengo esperanza y fe que esto cambiará. Conozco el caso de dos jóvenes, uno cobrador en un parqueo, otro trabajaba en limpieza. Ambos ahora desarrollan software de alta calidad en grandes empresas.
El común denominador de las personas capaces de mejorar su futuro, es el esfuerzo y la disciplina. Juntos con el deseo de superación y la perseverancia permiten que los sueños se conviertan en realidad, especialmente donde existe poco apoyo.
Cuando logremos en Guatemala brindar a la juventud herramientas para desarrollar su creatividad, podremos multiplicarlas y agilizar esta realidad, pero el primer paso está en la educación.