El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños.
Mientras reflexionaba sobre el fenómeno del año bisiesto y en que un día como mañana, 29 de febrero, solo volverá a suceder dentro de cuatro años, me preguntaba cuántos de nosotros nos hemos detenido a cuestionar dónde nos vemos para esta fecha en el 2020.
Visualizar a futuro y establecer planes de corto, mediano y largo plazos es un ejercicio que se debe realizar en las distintas esferas de nuestra vida personal o profesional; familiar o empresarial, para lograr las metas, los anhelos y sueños que nos propongamos alcanzar.
“Los éxitos no me sorprendieron porque ya los había experimentado mentalmente”. – Michael Jordan.
Y es que ver las cosas en perspectiva hace posible vivir experiencias extraordinarias dos veces en la vida. Cuando concebimos detenidamente los objetivos, vivimos lo que aún está por llegar y al momento de materializarlo, lo revivimos, e incluso lo superamos. Sin embargo, entre ambos momentos hay instantes de evaluación, confirmación o replanteamiento, y un enorme aprendizaje, que se puede compartir con otros.
Puede sonar un tanto idealista; sin embargo, estas experiencias son las más enriquecedoras de la vida. Michael Jordan, uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos, lo dijo mejor alguna vez cuando le preguntaron cómo asumía sus logros: “Los éxitos no me sorprendieron porque ya los había experimentado mentalmente”.
De ahí la importancia de la visualización a futuro y de la planeación para llevarla a cabo. Si no, veamos en retrospectiva. ¿Dónde estábamos hace cuatro, ocho o 12 años? ¿En qué condiciones nos encontrábamos? ¿Nos visualizamos en ese entonces donde estamos ahora? Sin duda, todos realizamos este ejercicio en alguna medida, pero quienes adicionalmente trazaron un plan para alcanzar las metas seguramente ahora experimentan mayor éxito o satisfacción.
A nivel personal, podría ejemplificar cómo hace 12 años plantaba las semillas de XumaK. Era un sueño que se convertiría en realidad. Cuatro años después, en 2008, aún era una empresa frágil, que batallaba contra la crisis económico-financiera mundial, que muchas no sobrevivieron. Pero nosotros logramos mantenernos gracias a las planificaciones previas.
Al mismo tiempo, en 2008 planificamos las acciones de los subsiguientes cuatro años, y para 2012 estábamos cosechando los frutos de los mismos. Igualmente, mientras eso sucedía, comenzamos a ejecutar un plan de innovación de nuestras herramientas de trabajo, el cual nos llevó tres años consolidar. Ahora, en 2016, estamos conquistando nuevos mercados gracias a esa planificación.
Puedo decir entonces que he vivido en carne propia la importancia de visualizar y planificar en el corto y largo plazo, y sé que todos podemos realizar este ejercicio en nuestra vida personal, familiar, profesional y a nivel de nuestra comunidad-país.
Como ciudadanos que anhelamos prosperidad, debemos partir por visualizar el país que queremos en cuatro, ocho o 12 años, donde lo más importante es que cada uno asumamos nuestro rol de motor de cambio. De esta manera estaremos lejos de buscar excusas o responsabilizar a otros por lo que sea de nuestro país cuando estemos en 29 de febrero de 2024.