Prensa Libre

La corrupción e impunidad nos han tenido al margen del desarrollo mundial: ahora que hemos despertado, podemos acabar con este mal.

En mi último viaje a Guatemala conversábamos con algunos amigos sobre la crisis que atraviesa nuestro país. Evidentemente nuestra nación ha sido objeto de muchos abusos, pero aún así, tiene fortalezas: su estabilidad financiera un claro ejemplo.

Las masivas movilizaciones ciudadanas de las últimas semanas en rechazo a la corrupción y demanda de justicia, han puesto una vez más, al descubierto la crisis política del país, pero también ponen a la vista la unión de los guatemaltecos.

Una de las mayores fortalezas que tiene la economía de Guatemala y que ayuda a amortiguar los efectos inmediatos de una crisis política, es contar con una base macroeconómica sólida, tal y como lo señalan organismo internacionales y los datos oficiales.

En otros países, cuando se desata una crisis como la que atravesamos ahora, los efectos económicos son drásticos y casi inmediatos. En nuestro caso, es importante destacar la estabilidad en el crecimiento y comportamiento de la moneda. Lo vimos en la crisis del 2008 y más recientemente con los precios del petróleo. Mientras otros países de la región han visto una fuerte devaluación de su moneda, el quetzal ha mostrado estabilidad, como lo ha sido en las últimas dos décadas. Incluso, en medio de la actual coyuntura la agencia internacional calificadora de riesgo Fitch Ratings confirmó la estabilidad de la calificación para cinco bancos del sistema.

“Una de las mayores fortalezas que tiene la economía de Guatemala y que ayuda a amortiguar los efectos inmediatos de una crisis política, es contar con una base macroeconómica sólida.” -Marcos Antil

Por eso es importante ver que las movilizaciones pacíficas no son acciones negativas para el mercado. Al contrario, envían un mensaje positivo a los que buscan invertir en nuestro país. Demuestra claramente que la ciudadanía no tolerará más la corrupción ni el abuso de poder, y que exige a sus autoridades justicia y cambios para que se garantice el Estado de Derecho y la institucionalidad.

Ante esto, debemos seguir accionando pacíficamente para que la voz del pueblo sea escuchada inmediatamente. En la medida que las demandas de la población no sean atendidas, o no haya una pronta salida a la crisis, esta puede prolongarse y traer consigo efectos negativos en la economía, impactando gastos de los hogares y el comportamiento de las inversiones de capital. Es imperativo que las demandas de la ciudadanía se transformen en hechos para que tengan un impacto positivo y real en la vida de los guatemaltecos.

A pesar del saqueo que ha sufrido nuestro país, somos la economía más grande de Centroamérica. La corrupción e impunidad nos han tenido al margen del desarrollo mundial, pero ahora que hemos despertado, está en nuestras manos acabar con este mal. Si con alrededor de 50 mil ciudadanos hemos logrado la salida de los primeros altos funcionarios cuestionados por los casos de corrupción, con la unidad de los 15 millones de guatemaltecos podemos despedir y lograr que se castiguen a los corruptos y, encima, establecer cambios profundos en el Estado.

Guatemaltecos, debemos aprovechar esta oportunidad. Unidos podemos romper las cadenas que ha tenido al Quetzal al margen del desarrollo mundial: luchemos por que finalmente pueda levantar sus alas hasta el cielo.