Prensa Libre

Graduandos, los sueños son gratuitos y son la mejor guía para alcanzar lo imposible.

La semana pasada fui invitado a dictar el discurso de ceremonia de graduación en el American Nicaraguan School, de su promoción 2019. Escribí un mensaje para los jóvenes egresados nicaragüenses, pero quiero compartirlo en este espacio dirigido para todos los jóvenes que están por culminar sus estudios de diversificado: Graduarse siempre será uno de los mayores hitos y quizá el reto más desafiante de la vida. Lograrlo es un motivo de orgullo para sí mismo y para la familia. Pero también, representa nuevos retos y el momento de establecer metas de corto, mediano y largo plazo. Significa ser visionarios y persistentes; el momento para construir un legado para lograr la grandeza y cambiar el mundo —para bien—.

Todo, absolutamente todo, comienza con la posibilidad de soñar y por eso se debe soñar en grande. Recordemos que los sueños son gratuitos y cuando los perseguimos apasionadamente, nadie ni nada nos podrá impedir que los alcancemos. Es cierto, en el camino habrá momentos en que nos enfrentaremos a grandes desafíos, cuando debamos superar enormes obstáculos y momentos cuando por el cansancio y la desesperación nos sintamos sin fuerzas para seguir y hasta nos perdamos en la oscuridad. Cuando esto pase, la única luz que permanece para guiarnos, son nuestros sueños. Sin metas y sin sueños, estamos condenados a una infinita oscuridad.

«Si van a estudiar al extranjero, vuelvan a su comunidad al graduarse y crean oportunidades para otros jóvenes». ——Marcos Antil

Cuando soñamos en grande, tenemos el mundo a nuestros pies. Por eso los exhorto, graduandos: tengan hambre de triunfar, de saber y aprender. Sean necios—insistentes, se den por vencidos. Sean perseverantes, pues solo así, alcanzaran la grandeza. Nunca olviden la humildad y no pierdan la humanidad—ya que esto, es la que verdaderamente vale la pena, y lo que trasciende en el tiempo.

Los sueños, son la mejor guía para alcanzar lo imposible. Esto lo sé porque soñando logré construir una empresa tecnológica de vanguardia que ha tenido clientes del top Fortune 500 en más de 25 países. Mi historia está forjada a través de años de desafíos que, con persistencia pude transformar en oportunidades, que luego se convirtieron en éxito. Mis sueños siempre han sido mi guía y los desafíos o fracasos, mis oportunidades.

Si, yo, un niño indígena proveniente de una familia de campesinos—jornaleros, sobreviviente de todas las desventajas sociales, que migró solo hacia EE. UU. y estando irregular en otro país pudo superar las barreras que suponen una cultura, idioma y sociedad diferente, y todavía así pude lograr mis sueños —especialmente ese sueño de traer oportunidades de vanguardia a—Guatemala— que alguna vez tuve que dejar— entonces, ustedes, pueden. Imaginen de lo que pueden ser capaces.

Y si además de la oportunidad de estudiar y graduarse, tienen la posibilidad de continuar sus estudios en otra ciudad o al extranjero, ¡enhorabuena!

Pero recuerden, mantengan los pies sobre la tierra y nunca olviden de donde vienen. Sobre todo, ya con sus estudios—metas alcanzadas, regresen a sus comunidades para emprender y crear empresas, así generar oportunidades para que otros jóvenes y niños menos favorecidos no tengan que verse obligados a dejar sus comunidades en busca de oportunidades en lugares hostiles, sorteando graves peligros e incluso poniendo en riesgo sus vidas.

A los padres de familia, a la sociedad en general, en esta época en la cual miles de graduandos empieza a alzar sus alas, les recuerdo que nunca se debe subestimar—sin importar su condición social— lo que un niño o una niña, lo que jóvenes y señoritas lleno de sueños pueden lograr. Graduandos—todo comienza, con que no se subestimen ustedes mismos.