Los guatemaltecos somos emprendedores por naturaleza y creativos frente a las necesidades.
Desde el campo hasta la ciudad, Guatemala está llena de emprendedores. Donde vayamos siempre habrá alguien sacando adelante un pequeño negocio—y la experiencia única que nos brindan, queda grabada en nuestra mente y corazón. Solventamos las necesidades que cada uno de nosotros tiene, con emprendimientos—o sobrevivimos o sobrevivimos. Estamos acostumbrados a buscar maneras creativas para ganarnos el sustento, para aprovechar una oportunidad o para realizarnos profesionalmente.
Eso no lo digo solo yo—transnacionales como Virgin consideran a Guatemala como uno de los mejores países para emprender, un lugar apto para lo que en inglés se conoce como ‘startups’. Y estudios recientes (2020/2021) como Monitor Global de Emprendimiento (GEM) del Centro de Emprendimiento Kirzner de la Universidad Francisco Marroquín, ubican a nuestro país en la quinta posición en emprendimiento temprano de 43 países analizados.
Los guatemaltecos nos la ingeniamos para salir adelante y ganarnos la vida honradamente.
Desde una tienda, una abarrotería, salones de belleza; una ferretería, una farmacia, una venta de lociones, venta de tortillas tipo “drive through”, hasta servicios de mensajería y encargos; misceláneas y artesanías, los guatemaltecos nos la ingeniamos para salir adelante y ganarnos la vida honradamente.
Sabemos que la economía de nuestro país se sustenta en dos grandes fuerzas: por un lado, las remesas de los migrantes—que no es sostenible y cuesta mucho sacrificio, y por otro, la micro, pequeña y mediana emprensa (mipyme). Por eso, en mi #GiraMirante para presentar mi libro autobiográfico, aprovechamos para impulsar ferias de emprendimiento y apoyar a las guatemaltecas y guatemaltecos que ya están construyendo el Sueño Guatemalteco a través del emprendurismo.
Hace poco más de una semana estuve en Chiquimula y Jutiapa. Pude conversar y compartir con casi 40 emprendedoras y emprendedores de pequeños negocios que están incursionando en diferentes actividades económicas. Lo más esperanzador y grato es ver cómo desde su emprendimiento no solo buscan llevar sustento para su hogar, sino que, lo más importante, es que están aportando al progreso de su comunidad y región. Muchos de los emprendimientos tienen un enfoque social, otros están innovando las formas de ofrecer productos y servicios. Vi mucha creatividad para ofrecer soluciones a necesidades y un espíritu de lucha y de sueños.
Mientras que otros países invierten grandes recursos para incentivar a sus ciudadanos a que sean emprendedores, en Guatemala ya los tenemos. Es una fortaleza que hoy no se aprovecha ni se impulsa desde el Estado. Así lo muestran las estadísticas. En general, aproximadamente el 75% de las micro, pequeñas y medianas empresas que surgen cada año no llegan a los primeros dos años de vida y del restante, un 20% llegan a cinco años y solo un porcentaje menor supera los 10 años.
Apoyemos los negocios locales, conectemos con ellos y amplifiquemos su alcance.
Lo que estas cifras nos dicen es que nuestra gente emprendedora, soñadora y luchadora necesita de nuestro apoyo para poder seguir construyendo el Sueño Guatemalteco de promover el desarrollo aquí mismo, sin verse obligado a migrar. Significa que desde el Estado se debe facilitar la legislación, acceso a créditos o productos financieros blandos; acompañamiento técnico y capacitación. Necesitamos un aparato público moderno, eliminar las barreras burocráticas para integrase al sistema formal e incentivar el pago de impuestos a cambio de beneficios que ayuden a iniciar un negocio.
Y como ciudadanos, apoyemos nuestros pequeños negocios locales, conectemos con ellos, amplifiquemos sus redes sociales o tiendas online; compremos sus productos y hagamos que el emprendimiento guatemalteco florezca más.