La desnutrición crónica infantil es una problemática actual que amenaza directamente nuestro futuro.

Urge cambiar el modelo de distribución de impuestos recaudados. Se debe descentralizar.

La ciudadanía que rugió en La Plaza en el 2015 está más alerta que entonces.

Somos, en gran parte, el resultado de su esfuerzo o de su descuido.

Postergar la educación es condenarnos al subdesarrollo. ¡Evitémoslo!

Resolvamos nuestros problemas—porque nadie más podrá resolverlo por nosotros.

Brindemos oportunidades de desarrollo a las comunidades rurales con la electrificación.

La riqueza de Guatemala y su motor de desarrollo reside en cada uno de nosotros.

La promoción docente e incentivos deben basarse en la profesionalización constante, evaluación y resultados.

Con espíritu navideño, hagamos feliz y próspera a Guatemala regalándole obsequios trascendentales.

Guatemala está urgida de un nuevo pacto social, basado en la justicia y el consenso, pero también en la competitividad…

Saber escuchar y ponerse en el lugar de otros antes de juzgar, es la perspectiva más acertada.

Los niños son nuestra luz y deberían ser la razón de cualquier diálogo y consenso.

Donde existen bases sólidas, con normas claras e inclusión social, la economía florece.

Como sociedad, somos responsables de la situación que vive la juventud y adolescencia.

Debemos enseñar a las nuevas generaciones a cuidar y a proteger el patrimonio cultural.

Una crisis institucional que involucra a cientos de miles de ciudadanos.

Es factible que la innovación sea un aliado para nuestro país.

Propongo que identifiquemos como nuevos símbolos patrios las cosas que hacemos cada día — que contribuyan al progreso…

Los obstáculos siempre estarán presentes en nuestro camino, no hay gloria sin dolor.