Prensa Libre

Guatemala sí es un país lleno de oportunidades.

En esta oportunidad me tomaré la libertad de escribir sobre un tema del que, sin duda, otros ya han hablado y que genera distintas opiniones. En mi caso, me gustaría hacerlo desde un punto de vista que, para muchos puede ser diferente: desde afuera.

Comenzaré diciendo que la aseveración “en Guatemala no hay oportunidades”, es errónea. Soy de los que creen que “Guatemala es un país de oportunidades”.

Claro, es un desafío, pero es ahí donde encuentran sentido las cosas. Buscar o crear oportunidades donde a primera vista no las hay. Ir contra la corriente.

Guatemala está floreciendo, o como se dice en Q’anjob’al, “Guatemala lanan XumaKli”.

Según el Índice Mundial de Innovación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, Guatemala es un país innovador (Prensa Libre, 04/07/2012).

”Guatemala está floreciendo, o como se dice en Q’anjob’al, ‘Guatemala lanan XumaKli’ ” —Marcos Antil

Además, grandes transnacionales como Virgin consideran a Guatemala entre uno de los mejores países para emprender; apto para lo que en inglés se conoce como “startups”.

En tecnología, tenemos programadores guatemaltecos de alto nivel, capaces de competir a nivel mundial (lo sé porque trabajo con ellos todos los días). Son personas que están cambiando la imagen del país. ¡La generación de los indomables!

Pero las oportunidades no solo están en el campo tecnológico. Prácticamente donde hay necesidad, hay mayores oportunidades. Se trata de crear las condiciones donde todos ganen: las personas, la comunidad, el emprendedor; el país.

Recuerdo, por ejemplo, cuando íbamos con mis padres a las fincas de café que, en nuestra parada antes de llegar a la parcela, pasábamos por una ferretería en Santa Cruz Barrillas, que con el tiempo fue creciendo. La necesidad, era que en vez de comprar nuestras herramientas desde donde salíamos y tener que llevarlas en la camioneta donde usualmente no hay espacio, era mejor comprarlas en aquel lugar cerca de nuestro destino.

Recientemente, en Guatemala, un buen amigo me invitó a comer caldo de gallina a su casa. Dado que fue de último momento, tuvimos que pasar comprando las tortillas en el camino antiguo a Chinautla. Tres señoras torteaban incesantemente y es que durante la hora de almuerzo el lugar es muy concurrido. Lo interesante es que nadie debe bajarse de su vehículo: improvisaron un autoservicio (drive thru, en inglés) que agiliza sus ventas, les satisface una necesidad y a la vez beneficia a los clientes.

Guatemala es un país pobre (o más bien, un país riquísimo con mucha gente pobre), y todos lo sabemos. Es un país al que le falta mucho por desarrollar. Y es por eso que es un país con mayor potencial de crecimiento y, por ende, con muchas oportunidades.

Los de afuera lo ven y lo reconocen. Es tiempo de ver nosotros a Guatemala como un país de oportunidades y que todo lo que no nos gusta en nuestro alrededor ofrece una oportunidad de mejorarlo.

Como bien lo dijo el gran Albert Einstein, “En medio de cada dificultad está la oportunidad”.

Por eso, atesoro el momento cuando comí la primera tortilla recién salida de aquel comal porque tenía un delicioso sabor a oportunidad bien aprovechada.