Propongo que identifiquemos como nuevos símbolos patrios las cosas que hacemos cada día — que contribuyan al progreso de nuestra familia, nuestro país.
Mientras anduve por la Ciudad de Guatemala, la semana pasada, fui testigo del fervor patrio en todos lados. Desde aquel que anda orgullosamente el azul y blanco en su auto hasta los vendedores de banderas en las calles.
«La patria es espíritu. Ello dice que el ser de la patria se funda en un valor o en una acumulación de valores, con los que se enlaza a los hijos de un territorio en el suelo que habitan.» -Ramiro de Maeztu
Por generaciones, hemos aprendido a reconocer, valorar y enaltecer los símbolos que para estas fechas nos recuerdan el día de la patria; sin embargo, creo que estos festejos deben ser todos los días.
Hoy quisiera aprovechar la cercanía del 15 de septiembre para reflexionar sobre una serie de símbolos y valores que, sin darnos cuenta, son auténticas formas de hacer patria en nuestra cotidianeidad, y al cultivarlos y valorarlos nos permitirán ser buenos ciudadanos para engrandecer nuestra nación y celebrarla cada día.
Por ejemplo, pienso en las manos callosas del campesino, que con su fuerza y esmero abona al país desde su jornal; la mujer tejedora que en cada urdimbre que prepara con sus manos habilidosas teje el futuro. De aquel, que con ardor defiende nuestra Constitución. ¿Qué decir de la mirada del niño que, con ojos curiosos, presta atención en clases?
Entre otras acciones que resaltan patriotismo están: el saludo de las personas que se sientan a negociar sus diferencias, el gesto sublime detrás del acto de ceder tu lugar a una mujer embarazada, a un anciano o al niño en el autobús urbano o en una sala de espera. No está de más agregar la humildad que encierra la voluntad de ayudar a una persona con discapacidad a cruzar la calle.
Plantar un árbol, respetar tu turno en la fila de espera, solidarizarse con el damnificado de un desastre natural, hablar de lo bueno que pasa en el país, denunciar cualquier ilegalidad, socorrer a la víctima de cualquier vejamen, poner la basura en su lugar, proteger los nacimientos de agua y no desperdiciar este recurso.
Hechos elementales como tratar con dignidad y respeto a tus trabajadores si eres empleador o ser puntual y realizar tu trabajo de manera consciente, honrada y responsable, como trabajador.
Así podría seguir enumerando actos cotidianos que pasan inadvertidos, ya sea porque no les damos su verdadero valor o porque nos hemos encerrado en la idea de que hacer patria se queda solo en agitar banderas, cantar el himno nacional o portar los símbolos patrios. La patria se construye y se hace todos los días. Lo hacemos cada uno con nuestros actos.
El patriotismo, el civismo o la verdadera ciudadanía se manifiestan en los valores que transmitimos como el trabajo, los modales, respeto, justicia, ética y rectitud. Quizás nuestro reto radica en descubrir o hacer de las acciones nuevos símbolos patrios, para que tengamos valores tangibles para guiar nuestro camino hacia el desarrollo.
Festejar la patria cada año con banderas, desfiles y fiestas debe seguir, pero debemos reconocer que las acciones que contribuyan con cultivar el respeto y el amor al país son también símbolos patrios. Propongo que el trabajo honesto y la contribución personal al bien común sean un símbolo nuevo.
Para hacer patria todos los días, ¿qué nuevo símbolo propones tú?