Prensa Libre

Un largo viaje por una ruta en mal estado invita a preguntarse por nuevas alternativas.

El viernes último viajamos a Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango. Salimos de la capital alrededor de las seis de la mañana. Las seis horas para 258 kilómetros son de por sí agotadoras y lo son aún más si se suma el mal estado de una buena parte de la ruta.

Entre este trajín y el cansancio me pregunté cómo sería si hubiese un medio de transporte más efectivo. Pensé en viajes aéreos. Creo que mucha más gente viajaría para apoyar a nuestra juventud y habría más desarrollo.

Viajes aéreos son sinónimo de aeropuertos, eficiencia y productividad. Porque más que por comodidad, debe verse como la oportunidad para impulsar el desarrollo productivo local, dinamizar la economía regional y, por consiguiente, aportar en el crecimiento nacional.

«Conversando con los jóvenes noté lo importante que resulta motivarlos a seguir estudiando, esforzarse y ver más allá de las dificultades.» —Marcos Antil

Guatemala tiene un alto potencial en turismo que hasta hoy no se aprovecha. En las actuales condiciones el turismo es el segundo generador de divisas para el país. Ahora imaginemos cómo sería contar con infraestructura adecuada, más las políticas de promoción.

Con aeropuertos internacionales o regionales, el país mejoraría el desarrollo turístico, optimizaría el transporte de carga y facilitaría la actividad comercial y productiva, permitiendo la generación de empleos y fuentes de ingresos, y con ello, una mejor calidad de vida de las familias.

Hilvanaba estas ideas cuando llegamos a Todos Santos, donde más de un centenar de niñas y niños, así como adolescentes de varias escuelas, nos esperaban. Me sentí conmovido por tanta hospitalidad y en uno de los pueblos que más se aferra a preservar su identidad cultural.

Haber compartido unas horas con las chicas y chicos, y ver su entusiasmo por sobresalir y deseo por superarse me alivianó el cansancio del viaje.

Conversando con los jóvenes noté lo importante que resulta motivarlos a seguir estudiando, esforzarse y ver más allá de las dificultades. Estoy consciente de que no es suficiente, pero también creo que podemos partir de ahí y sumar otras acciones.

Al siguiente día, luego de compartir con jóvenes ingenieros de Huehuetenango que impulsan el desarrollo tecnológico en la región, tuve la oportunidad de conversar con empresarios locales.

Coincidimos en que, entre otras cosas, la falta de un aeropuerto ha representado para el departamento la pérdida de oportunidades de desarrollo y de negocios, especialmente cuando se trata de atraer inversiones extranjeras, no obstante su localización, sus atractivos turísticos y su talento juvenil.

Viendo un poco más allá, cabe preguntarnos qué posibilidades de desarrollo representa para el país si invirtiera en infraestructura aeroportuaria en departamentos como Quetzaltenango, Izabal, Escuintla, Alta Verapaz, San Marcos o Zacapa, incluso mejorar la de Petén.

Pienso en los niños y adolescentes de Todos Santos, así como en los jóvenes ingenieros de Huehuetenango, que son buena representación de nuestro país, y me pregunto: ¿realmente estamos haciendo lo necesario para que pronto ellos tengan dónde incubar y desarrollar ese potencial?